Monday, December 27

39. reflejo condicionado

- ¿Te gusta verte?

- Intento adivinar qué ves en mí.

- Un cuerpo bonito.

Inge se recreaba en su propia imagen ignorando las consabidas palabras... - ¿Y algo más?- Preguntó, burlona.

- Si yo fuera un hombre no me vería a mí misma nada guapa, incluso me encontraría poco sexy. Demasiado delgada, algo masculina...

- Mi dulce niña, ¿has oído hablar del mito de Narciso?

- Y además con unos pechos pequeños. Son firmes, pero demasiado pequeños. Siempre quise tener unos pechos grandes y redondos... Fíjate en esto. ¡Vaya!- Inge examinaba con la yema de los dedos una pequeña y amoratada marca en el muslo, a la altura de la ingle.
- He de poner más cuidado con ese dichoso quicio.

- Y como mujer, ¿te gustas?

Inge alzó la mirada a la altura de los ojos; unos ojos pobremente abrigados tras la cortina del maquillaje y las largas pestañas... - Eso era precisamente lo que trataba de preguntarte-.

En silencio, sin esperar respuesta, se quedó contemplando su propio reflejo, curiosa, tratando de no perder de vista esa imagen del otro lado del espejo que casi apenas reconocía como suya.

Inge: 39 32 31 24 20

Friday, December 24

38. febrero de 1.932

¿Por qué rechacé a hombres que me amaron profundamente y durante dos años sólo quise a Alan? ¿Por qué razón la amante de él se derrumbó al cabo de dos años? ¿Por qué no amó él a ninguna otra y estuvo continuamente desengañado?

La mujer le dice a Duncan: He buscado a un hombre dominante.

¿No te domino yo?, pregunta Duncan.

No, contesta ella, porque tú me amas.

Un hombre que domina es un hombre que no ama. Tiene una enorme vitalidad animal, una fuerza, que conquista. Conquista, la gente se somete a él, pero él ni ama ni comprende. Solamente es una fuerza y está lleno de su propio poder. Si ama a alguien es a una fuerza como la suya, y así de nuevo ama su propia clase de poder, no otra. Lo que es una infiltración. Observa bien al conquistador, observa al hombre o mujer que domina a otro: no es él el que ama. Quien ama es el que es dominado. Tú me amas, y por tanto no puedes dominarme, y yo soy una mujer que necesita ser dominada. Pero eso se ha acabado ahora. Lo veo como una fuerza impersonal, una fuerza animal, que ya no tiene poder sobre mí. Ahora incluso la odio. ¡Odio su falta de sutileza!

Así que a veces, ¿sabes?, ese poder con el que uno nace no está de acuerdo con los deseos propios, es ajeno a la personalidad de uno. Algunas veces he sospechado que a Alan le fastidia el efecto de su fuerza. Ser amado halaga su vanidad, sí, pero en realidad no quiere ser amado porque si eres amado debes amar a cambio y eso él no lo puede hacer. Las mujeres cometen el error de amarle porque son dominadas por él. Él prefiere, en lo más profundo de sí mismo, que se le resistan, en su propio terreno, es casi indiferente al amor como tú y yo lo entendemos, con una cierta dureza. Odia la forma en que las mujeres se desmoronan ante él, la odia. Le he visto odiar también a Mary, porque igualmente se había derrumbado.

No sé lo que harás con esto, porque semejante “sequedad” está muy distante de tu propio carácter. Aunque pienso que tú también puedes destruir a una mujer, pero por otras razones.

A.N.

Wednesday, December 22

37. marzo de 1.932

Me siento dolida mientras leo Albertine disparue porque hay pasajes subrayados por Harry y Albertine es Jude. Se traslucen todas las amplificaciones de sus celos, sus dudas, su ternura, sus arrepentimientos, su horror, su pasión y a mí me invaden unos celos ardientes de Jude. De momento, este amor, que había estado tan equilibrado entre Harry y Jude, que no sentía celos en absoluto, se decanta hacia Harry, y me siento torturada y temerosa.

Sin embargo, anoche soñé con Jude. Había regresado de repente. Nos encerramos en una habitación. Hugo, Harry y otras personas esperaban a que nos vistiéramos para cenar juntos. Yo deseaba a Jude. Le supliqué que se desnudara. Prenda por prenda, descubrí su cuerpo, con exclamaciones de admiración, pero en la pesadilla veía sus defectos, extrañas deformaciones. Con todo, seguía siendo absolutamente deseable. Le supliqué que me dejara admirar entre sus piernas. Las abrió, las levanto y vi carne cubierta de un espeso vello negro, como de hombre, pero en el mismo extremo de la carne era blanco como la nieve. Lo que me horrorizaba era que se movía frenéticamente y que sus labios se abrían y cerraban con rapidez como la boca de un pececillo de estanque al comer. Yo la observaba con fascinación y repugnancia; luego me lancé sobre ella y dije: “Déjame que ponga la lengua ahí”. Me dejó aunque no parecía satisfecha mientras la lamía. Estaba fría e inquieta. De pronto se incorporó, me empujó y se inclinó sobre mí; en tanto sentí que me tocaba un pene. Le pregunté y me respondió triunfante: “Sí, tengo uno pequeñito; no te alegras?”. “Pero, ¿cómo se lo ocultas a Harry?”, pregunté. Sonrió pérfidamente. Durante todo el sueño reinaba una sensación de gran desorden, de movimientos torpes, de que todo llegaba demasiado tarde, de que el mundo entero esperaba, inquieto y derrotado.

Y, sin embargo estoy celosa de todo el sufrimiento que Harry experimenta con ella. Siento que me estoy hundiendo y alejando de todo saber y compresión, que mis instintos aúllan como animales salvajes. Cuando recuerdo las tardes pasadas junto con Harry en el Hotel Anjou, sufro. Dos tardes grabadas en mi cuerpo y en mi mente.


A.N.

36. junio de 1.932

Una noche de verano. Harry y yo cenamos en un pequeño restaurante abierto de par en par a la calle. Formamos parte de la calle. El vino que desciende por mi garganta desciende por muchas gargantas. El calor del día es como la mano de un hombre en mi pecho. Es un calor envolvente. El vino nos liga a todos, a Harry y a mí, a la calle, al pequeño restaurante, al mundo. Voces y risas de los estudiantes que se preparan para el baile de Quartz Arts. Llevan trajes bárbaros, de piel roja, con plumas, y pasan con autobuses y coches abarrotados.

- Esta noche quiero hacértelo todo –dice Harry-. Quiero colocarte sobre la mesa y joderte delante de todo el mundo. Estoy loco por tí, Anna. Estoy desesperado por tí. Después de cenar nos vamos al Hotel Anjou. Te voy a enseñar cosas nuevas.


A.N.

Sunday, November 14

35. lección de ajedrez

(Fechado original: 14/11/04)

Me acogió una estancia a media luz y en silencio; allí estaba sentado en el suelo, sin silla, un hombre. En el primer momento me pareció reconocerle.


- ¿Eres Pablo? –pregunté.


- No soy nadie –declaró amablemente-. Aquí no tenemos nombres. Sólo soy un jugador de ajedrez. ¿Desea usted una lección acerca de la reconstrucción de la personalidad?


- Sí, se lo suplico.


- Entonces tenga la bondad de poner a mi disposición un par de docenas de sus figuras.


- ¿De mis figuras?...


- Las figuras en las que ha visto usted descomponerse su personalidad. Sin figuras no me es posible jugar.


Hermann Hesse

34. anotaciones

De nuevo me encontré en el pasillo circular, excitado por el suceso. Y por doquiera, en las innumerables puertas, atraían las inscripciones. La serie de inscripciones continuaba ilimitada. Una decía:


Instrucciones para la reconstrucción de la personalidad.
Resultado garantizado.


Esto se me antojó divertido y entré en aquélla.

Tuesday, November 9

xxxiii. animales humanos

(Fechado anteriormente: 9 de noviembre, 2.004)

Encontrado en un blog:


El pensamiento puramente animal es el más egoísta. El animal sólo mira por su supervivencia y pocas veces presta atención a las necesidades de los otros miembros. Creo que es justo la inteligencia lo que nos hace diferenciarnos de los animales y, por lo tanto, preocuparnos por algo más que por sobrevivir. La inteligencia garantiza niveles bajos de egoísmo.


Desde luego una máquina no es egoísta ni podrá serlo jamás. no tiene inteligencia sólo capacidad más elevada de cálculo. La máquina carece de emociones y, por lo tanto, sólo depende de las reglas fijadas de antemano por los programadores. No está descartado que una máquina logre pensar por su cuenta, pero para eso deberíamos saber cómo se construye el razonamiento en el cerebro. El egoísmo es una cualidad que está reñida con la inteligencia ya que una máquina no ha tenido, ni tendrá jamás, instinto animal de supervivencia.


Escrito por Rachel B. (web) el día 10/11/2004 a las 02:12

Saturday, November 6

32. oishii

A veces también Alex se sentía observado. Pero a menudo tenía esa sensación cuando hacía el amor con Inge, y nunca había nada más que el producto de su imaginación. Una vez más, estaba encima de ella. Podía verla perfectamente, su propio cuerpo le protegía los ojos de la luz de la lámpara.


Alex se inclinó y la besó, recorriendo la boca de ella con la lengua. Pasados unos momentos, se retiró y empezó a explorarle el cuello mientras Inge lo estiraba cuanto podía arqueando el cuerpo hacia atrás. Tenía un sabor amargo, y el sabor salado unido al aroma que subía de más abajo acució el deseo de Alex. Mientras dibujaba con la lengua un camino entre los pechos de Inge, Alex deslizó su cuerpo hacia abajo. Superó los pechos, continuó chupando hasta enrojecerle la piel. Inge se agarraba a los hombros de Alex intentando refrenarlo. Por fin lo soltó y él continuó bajando, metió su lengua en el doblez que quedaba debajo de cada pecho y continuó dibujando intrincados caminos sobre el vientre de Inge. Alex sentía las manos de ella que le apremiaban para que bajara aún más, pero esperó con la mejilla apoyada sobre la cintura de Inge. El cerró los ojos, aspiró hondo todos los aromas, alimentándose de la promesa que escondían. Y entonces, con un movimiento casi imperceptible, empezó a descender. La lengua de Alex pasó del vientre terso de Inge a una pequeña mata de pelo suave. Despacio, lentamente, lamió cada uno de los pelos. Al final alcanzó la hendidura entre las piernas de su amante e Inge le apretó desesperadamente la cabeza contra su cuerpo mientras le revolvía el pelo con los dedos. Alex separó cuidadosamente los pliegues de carne con la lengua, sintiendo por fin cómo el cálido flujo le corría sobre los labios.



Inge: 39 | 32 | 31 | 24 | 20

Monday, November 1

31. zuijii

"El ser es voluntad, el ser quiere ser y quiere permanecer como querer; el ser es esa voluntad que quiere ser siempre voluntad" (c))

Ella se había dejado dormir a su lado. Desnuda, sólo separada de él por la maraña del sueño. El la miraba: estaba de espaldas, respirando entrecortadamente por la boca entreabierta, su gran boca desdeñosa y sensual.


Alex se maravillaba al verla. Su cuerpo era como un mapa cifrado de la naturaleza en donde se podía conocer de la fuerza impetuosa con la cual las aguas corren hacia los barrancos, de la tenacidad con la que el imán señala hacia el polo norte, del impulso del hierro aproximándose hacia el imán, de los cristales de hielo formándose de modo casi instantáneo y con una regularidad de figura, de los animales repitiendo el ciclo de la vida y la muerte, de la intensidad y persistencia de los deseos humanos...


La voluntad de la naturaleza obstinada, implacable, revistiendo formas mudables en cada una de sus manifestaciones y encarnándose en su cuerpo. Una voluntad feroz que fluía apuntando en mil direcciones distintas, y ante la que él a veces se sentía expuesto, vulnerable, náufrago en una mar ajena y embravecida.


Alex meditaba distraídamente sobre todo esto, hasta reconocer que ellos –Inge, y también él mismo- no eran más que una pálida manifestación de esa voluntad primera.



Inge: 39 32 31 24 20

(c) González Noriega

Thursday, October 28

30. un mundo invertido

Nos acercamos al sitio donde había trabajado adornando los folios de un salterio. La primera mitad ya estaba cubierta de escritura, y el monje ya había empezado a bosquejar las figuras de los márgenes. En ellas podía verse la imagen de un mundo invertido. Como si en el umbral de un discurso que, por dictamen, es el discurso de la verdad, se desplegase otro discurso profundamente ligado a aquél por sorprendentes alusiones que hablaba de un universo donde los perros huían de las liebres y los ciervos cazaban leones. Naturaleza de dragones cebrados, monos con cuernos, sirenas con alas membranosas, hombres sin brazos con cabeza de caballo y caballos con piernas de hombre [...] Figuras de un mundo invertido, donde las casas están apoyadas en las puntas de las agujas, donde los perros duermen en la cama, la carreta se pone delante de los bueyes, las gallinas fecundan a los gallos y la tierra aparece por encima del cielo.


U. Eco

Friday, October 8

29. el demonio tentado

Esta noche he soñado una extraña hazaña, esta mañana la he realizado, esta tarde la cuento. Que me escuchen todos aquellos que creen en la realidad de aquello que no sucede.


Suelo encontrar al Demonio en mis sueños, y también esta noche lo he visto. Lo he soñado y he soñado además una tentación para él.


En sueños, nos hemos puesto en camino, en silencio, sin ni siquiera saludarnos. Cuando hemos estado fuera de la ciudad, le he hablado de esta manera:


-Maestro y amigo, dicen que eres el gran adversario del Señor y el gran negador y subvertidor de las cosas, pero no es verdad. Tú has procurado imitar a Dios con los milagros, has intentado gobernar como él, lo has copiado y seguido, igual que una mascota copia a su dueño. Si hubieras sido su antítesis habrías hecho lo contrario de lo que El ha hecho; hubieras dejado de provocar solamente antipapas y anticristos. ¿Cuál ha sido la gran obra de Dios? La creación del mundo. ¿Cuál debería ser tu gran obra? Su destrucción. Tú deberías, ¿comprendes?, no desordenar y complicar el mundo, sino destruirlo, suprimirlo, aniquilarlo.


-Yo te diré de qué manera puedes conducir al mundo al fin. Es necesario que cambies del todo tu manera de actuar. Has sido hasta ahora un alborotador y un desordenador, un espíritu móvil y múltiple, un creador de movimientos y de cambios. Todo esto es perfectamente estúpido. Tú sabes que el movimiento es el cambio en el tiempo, y que el cambio es creación de diferencia, y que la realidad es el conjunto de las cosas diversas. La realidad es tanto mayor, cuanto más son las diferencias.


-Los hombres han intentado la muerte de la realidad con las palabras, las cuales sirven para clases de cosas y no para cada cosa diversa, es decir, de cada grupo de cosas consideran solamente aquello que las hace semejantes. Algunos hombres, que el vulgo llama filósofos, han ido más allá y han intentado reducir todo el mundo, con su infinita variedad de formas, a una sola palabra. Después de esto han entonado himnos en honor de sí mismos. Pero éstos no se han dado cuenta de que la palabra, precisamente porque quería encerrarlo todo, negaba toda diferencia, no contenía ya ninguna realidad. En el mundo de las ideas, lo único se llama inconcedible; en el mundo de las cosas, lo único se llama inconsistente.


-Sería necesario que tú hicieras realmente lo que los filósofos han hecho solamente en sueños; tendrías que ser el filósofo que obrara con las cosas y no con las palabras. El hombre filósofo quiere reducir el mundo a una sola palabra y acaba en la nada lógica. Tú deberías reducir el mundo a una sola cosa y obtendrías la nada verdadera, la auténtica nada, la nada última y definitiva.


G.Papini

Friday, October 1

xxviii. lo que no fue

Si fuera posible elegir el lugar donde nacer, si momentos antes de posar mis pies por primera vez sobre la tierra alguien me diera la oportunidad de vagar unos instantes por este mundo y observarlo, contemplar sus bosques, sus lagos, o sus zonas desérticas, o sus zonas heladas, o las ciudades donde habitamos...


Si existiera ese instante, si alguien me diera esa oportunidad y me cantara las excelencias de cada lugar, nada haría cambiar mi decisión... simplemente iría a aquel lugar donde sé que estarías tú...

Saturday, September 4

xxvii. un pretexto

Alex.- Quizás debiera explicarte algo...


Manu.- Me encantaría oír cualquier cosa que proceda de ti. Había guardado esto demasiado tiempo pero no olvidé nunca lo que sucedió aquel día entre tú y D.


Alex.- D. no conoce el sentido del humor ni de la proporción. Sigue convencido de su inusual capacidad para grandes aspiraciones, su ilusoria ficción de escritor le tiene dominado totalmente el pensamiento.


Manu.- (En voz baja) Y sin embargo todos los animales soñamos... Inlcuso los ratones de biblioteca.


Alex.- Traté de no ser condescendiente, y él respondió con su sentido de la vergüenza y la humillación. Luego todos nos dejamos llevar... Aquel asunto ya quedó zanjado, aunque me sirvió de ejercicio para otro, mucho más personal para mí, más próximo.


Manu.- ¿Y para qué análisis te sirvió? Me sigue moviendo la curiosidad. Y sí es extraño que tú le sacaras tanto de quicio... no sabía si reírme o llorar. ¿Y si te digo que el argumento de la novela antes de que él lo mencionase lo utilicé yo con él? Tal vez le gustara, por plausible. A mí se me da bien inventarme motivos creíbles. Esto es un guiño.


Alex.- Hace un tiempo necesité exorcizar cierto tipo de malestar personal que se me andaba enquistando, motivado, a mi juicio, y esto lo decía lógicamente para exculparme, por circunstancias ajenas a mi voluntad.


Alex.- (Reflexionando) Improvisé un desahogo. Traté de que estuviese lo más lejos posible del móvil que lo originaba, y surgió la máscara. Ofensiva, arbitraria, irritante... exploré esa faceta mía que tan bien conoces y que era un tanto extraña para mí. El resto es fácil de seguir, él siempre está dispuesto a pagar un precio en dignidad con tal de lograr un mínimo de notoriedad... Luego aquello me resultó grotesco e irrisorio y perdió su gracia, quizás porque me resultaba un juego demasiado fácil, demasiado seguro... y también porque la disputa acabé por llevarla al terreno que realmente ocupaba.


Alex.- Y, por cierto, los motivos creíbles son siempre la materia prima de cualquier novela. Esto también es un guiño.

Thursday, September 2

xxvi. libertad

Copio una vez más del texto de Maite Larrauri:


“Lo que ha fijado nuestra idea de libertad ha sido la experiencia del siglo XX, la aparición de los totalitarismos. Espontáneamente, tras esos acontecimientos, nos inclinamos a pensar que cuanta menos política existe, más libertad puede haber, que la reducción del campo del poder político supone automáticamente un aumento en el terreno de la libertad.


Cuando hoy en día hablamos de libertad religiosa, o de libertad de enseñanza, o de libertad económica, estamos suponiendo que la finalidad de la política debe ser asegurarse esas libertades a los ciudadanos. La política se ve como un mero medio para conseguir la libertad, que obviamente, según esta concepción, se encuentra más allá de ella, en otros ámbitos. Se trata incluso de que la política nos dé la libertad de liberarnos de la política.


Uno de los máximos objetivos de Arendt consiste en combatir la idea de que la política sólo es el medio para conseguir la finalidad de la libertad. Cuando afirma que “el sentido de la política es la libertad” establece con precisión la diferencia entre sentido y finalidad: ser libre y actuar son la misma cosa, actuar es algo que se celebra en un espacio público, por lo que la libertad es llevar a cabo acciones en el ámbito de la política”.

Thursday, August 26

xxv. una hoja afilada

He encontrado una cuchilla inerte sobre mi escritorio.


No estaba vestida de sangre sudorosa, no tenía el filo cortante de las páginas. No guardaba incendio, ni engaño, ni recelos...


He encontrado una cuchilla inerte sobre mi escritorio y aún no se siquiera qué fruta secciona, qué néctar ajeno anhela o reivindica.


Alejandro L.

Monday, August 23

xxiv. instinto

El insecto liba tranquilo apoyado sobre los pétalos de la flor blanca y carmesí. Es una flor tropical de extraordinarias proporciones, de grandes labios y forma tubulada, soberbia, todo néctar sobre su cáliz.


La mosca golosea y se aferra con sus patas sobre la superficie membranosa, trata de no resbalar mientras se atiborra de dulce. Pero la flor no regala su licor. Antes de que pueda reaccionar, la mosca cae atrapada en una campana interior donde queda cubierta por un líquido viscoso. No hay escapatoria. Pronto debe iniciar la labor de recorrer la estrecha cánula que conduce al androceo. Lentamente pugna por salir. Asciende por la resbaladiza trampa. Busca la salida. Logra apenas asomar afuera la cabeza. Un último esfuerzo, un empuje más batiendo las alas. Y ya, ¡por fin! se libera de su captora. Los sacos de polen cuelgan adheridos a su abdomen...


-¿Ya está? -Pregunta Inge. –¿Te corriste? ¿Eso fue todo?


-Sí. -Responde Alex, sonrojado.



Inge: 39 | 32 | 31 | 24 | 20

Sunday, August 22

xxiii. cinco sentidos

[...] Ebrios del aliento enrarecido de la cantina volvemos a la calle. La niebla nos atrapa. Asachan se repliega en mí buscando el calor de mi cuerpo. Su torso tiembla por culpa de la humedad fría. Apenas avanzamos. En cada esquina nos demoramos y nos extraviamos en abrazos y largas caricias. Primero tranquilas, algo mecánicas, reconociendo viejas sensaciones, estimulando la reacción del cuerpo. Recorro su piel y siento su mudanza. Lo que antes parecía esmalte ahora se vuelve carne, lo que antes era tibieza, ahora es incendio, sudor, se agita, se estremece quien antes permanecía relajada, limpia de caballos. Mis manos merodean por su cintura, quieren perderse por entre los pliegues de su falda. Mis manos y su falda, enmarañada, laberinto de lazos y emboscadas que quiero desanudar y su pelo y el final de su espalda. Y sus manos en mi cara. Y mis dedos en su boca. Y sus manos en mis pantalones, y sus senos y mis manos, y mi sexo y sus manos...


Tengo hambre de ella. Deseo probarla, morderla, disiparla en mi boca, digerirla. Es una fruta fresca, aromática y cálida, un bocado intenso, agrio, profundo, denso, pastoso, envolvente, adictivo... quiero devorarla. Y nos embriagamos...


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xxii. a mis treinta y siete años


Con tinta roja, y con caligrafía casi ilegible Alex había copiado en su cuaderno de notas los siguientes versos de Whitman:


Yo me celebro y me canto,
Y de lo que me apropie te debes apropiar,
Pues cada átomo mío te pertenece.
Ando vagabundo e invito a mi alma a que también lo haga,
Ando vagabundo y me tiendo a mis anchas a mirar un tallo de hierba estival.
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, se formaron de este suelo, de este aire,
Nacido aquí, de padres cuyos padres aquí también nacieron, al igual que sus padres,
A mis treinta y siete años, con una salud perfecta,
He empezado a vivir, y sólo espero no dejar ya de hacerlo hasta mi muerte.


Los últimos apuntes de un cuaderno gastado y confinado al olvido en un cajón de la mesilla.

Saturday, August 21

xxi. eclipse

Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.


Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de si mismo.


Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.


Entonces floreció en el una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles.


Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.


-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.


Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.


A.M.

Thursday, August 19

xx. inge

-¿Quieres que baile para tí?


-Me encantaría.


-¿Sabes? dentro de un rato tendré que bajar al escenario. Allí me podrás ver bailar delante de todo el mundo.


-No me lo perdería por nada. Alex acerca la copa de cava a su boca mientras no puede disimular una expresión traviesa en su mirada.


Inge abandona el baño y se dirige a la cómoda, donde deja a los pies la mínima bata de satén azul con la que va vestida. Empieza a mover sus caderas de forma lenta, sinuosa. Primero da la espalda a Alex, mostrándole sólo los pliegues de la piel que se forman con el movimiento de su torso. Luego perfila sutiles dibujos con sus pechos, su vientre, sus muslos en la penumbra de la habitación. Bocetos, instantáneas de su cuerpo apenas sugerido, de invitaciones sensuales, de contorsiones cada vez más violentas. Luego se gira sobre sí misma, confiando a la mirada de Alex su sexo agazapado entre las piernas, y deja enredar sus manos entre su vello. Y se abandona al juego de acariciarse el coño suavemente, con mimo, repasando el camino mil veces recorrido.


Inge es una mujer distante y fría, pero mientras baila es capaz de evocar en su cintura el incendio de una bailarina de samba, el contoneo de una miza, el movimiento sinuoso de un áspid, cuyo veneno Alex aspira a consumir con voracidad.


Pero Alex ya no quiere imaginarse a Inge bailando fuera de aquí, sin privacidad, ofreciéndose a la rapiña de un público de cincuentones borrachos, hirsutos, duros, ansiosos por descargar sus testículos sobre ella.


-¿Qué ocurre? ¿No te gusta como bailo?


-Quiero que sólo bailes para mí.


Ella se demora.- Claro, mi niño. Para ti siempre estaré lista-. Pero Inge ya no está aquí. Ella ha extraviado su mirada lejos, atravesando el papel gastado de la pared, hacia el salón inferior de las lucecitas de neón. O tal vez más lejos aún.


Inge: 39 32 31 24 20

Tuesday, August 17

xix. esta pieza es un cuadro

De: greta68 29 19:16 24 Agosto

Saludos a la Maga.. si la encuentra...


-Partís del principio -dijo la Maga-. Qué complicado. Vos sos como un testigo, sos el que va al museo y mira los cuadros. Quiero decir que los cuadros están ahí y vos en el museo, cerca y lejos al mismo tiempo. Yo soy un cuadro, Rocamadour es un cuadro. Etienne es un cuadro, esta pieza es un cuadro. Vos creés que estás en la pieza pero no estás. Vos estás mirando la pieza, no estás en la pieza.-Esta chica lo dejaría verde a Santo Tomás -dijo Oliveira.-¿Por qué Santo Tomás? -Dijo la Maga-. ¿Ese idiota que quería ver para creer?-Sí, querida -dijo Oliveira, pensando que en el fondo la Maga había embocado el verdadero santo.

Monday, August 9

xviii. esencias

Guardo esencias de distintas hierbas para poder soñarlas lentamente. Aun tiernas, en frascos de cristal, ahumados, gruesos, convergentes. Las guardo de esta forma para modelar sus tallos, mudarme a ellas y ver desde su leño la savia en donde habito.


Cuando mis manos tanteen su estructura verde -hecha cuerda, arcilla o tiza- veré en ellas mi vientre y no raíces. No serán ya hierbas: serán bosque. Habré cifrado quizás un continente.


Alejandro L.

Saturday, August 7

xvii. abrir los ojos

Temblor de luces. La luz de la mañana suspendida en el aire. "Despierta, dormilón", me susurra lentamente. Siento la caricia de su cálido aliento en mi cara, en mi pecho. Abrir los ojos. La luz me ciega y me revela el desorden del mundo, del pequeño universo de mi habitación. Miro el despertador, definitivamente parado tras la larga pausa del fin de semana. Suspendido en el aire, como la luz, el silencio. Todo ha quedado detenido en el interior de este cuarto. "¿Desde cuándo?", me pregunto. El sonido sin eco me recuerda que estoy solo. Pero, ¿es eso cierto?.


Retales de recuerdos de la última noche, una noche muy dura de trabajo. Recordar la vaga sensación de satisfacción volviendo a casa, ya de madrugada, cruzando las avenidas frías cubierto con mi abrigo, la hiriente caricia llenándose en mis pulmones, la pequeña sensación de libertad, tanto tiempo ausente, ahora recuperada. Y algo mas, ¿pero qué?, no recuerdo exactamente.


Me ovillo debajo de las sábanas, no hay porqué levantarse. No hay nada que tenga que hacer en toda la mañana, en todo el día. Me busco a mi mismo, mi abrazo me resulta extrañamente cercano, como un latido próximo, palpitante. Una mueca de satisfacción. "Lo que daría por un café caliente". La luz, constante en su consejo, vieja madre, me deslumbra de nuevo.


"Hola, Jonás". Abandono el hueco templado y me levanto. Tras de mí se despliega el calor de una noche acumulado bajo las sábanas. Instintivamente, busco la alacena de la cocina. Me acerco unos pasos, dudo. Algo extraño, un reflejo quizás en el espejo. "¿Dónde habré puesto el tarro del café?". Es difícil el arte de estar de pie antes de tomar un café bien cargado. Primer punto donde apoyarme. Y entonces un disparo, como cerrar un paréntesis que abre el infinito. Una distancia muy grande para un hombre solo, más grande que el camino hasta la taza de café. Y darme cuenta repentinamente de esa distancia oceánica. Tras un sorbo lento levanto la mirada y la fijo en el lecho. Y allí está. Inerte, extraña, inanimada, vuelta una muñeca. Piel de plástico, ojos vidriosos, pelo de algodón.


Y ahora recuerdo. Recuerdo, sí, helado, sorprendido, triste.


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xvi moel's pub

Le llevo las copas. Vuelvo a la barra. Espero a que repose la cerveza antes de cargarla en la bandeja. Esta noche habrá mucho trabajo, hoy no vendrán solo los habituales, por eso cerraremos tarde. -Where´s the mop, John?-. -Buffalo wings and Bulmers for the eleven-. Evito tropezar con los clientes. El humo y las luces bajas crean una atmósfera de falsa bohemia.-It´s upstairs, I think'. El viejo John detrás de la barra del bar. Cuarenta años, pienso, sirviendo copas. Funambulista, cansado, ojos apagados, todo nieve en su cabeza. Siente lástima por sus clientes, los saluda con confianza, cuántas dulces borracheras les habrá proporcionado. Habrá visto crecer a sus hijos mientras bebían, año tras año, y luego habrá dado de beber a éstos. Vieja parroquia. Al extremo de una mesa se sienta una pareja. Y luego otra. Otra. Nuevo problema, ¿a quién atender primero?. -Two paint’Guinness and vodka’nd soda-. -Lucozade, hot port’nd Bulmers, please- La música impide tomar nota. John mira para otro lado si cometo un error. Excepto si es en el cambio. Es un buen hombre.


El bar tiene grandes ventanales. Pero siempre tiene bajados los toldos. No se tiene mucha fe en el sol en esta tierra. Sombría. Un espacio de intimidad creado con lamparitas y mamparas en cada esquina del bar. Me gustaría cambiar los papeles. Estar en aquella mesa, tomar parte en la conversación del grupo, tomar relajado una copa. Estar sentado en frente de ella, poder mirarla a los ojos negros y rasgados y no perder de vista sus piernas. Sobre todo. Este sería un bar agradable de no ser porque trabajo en él. Lleva zapatos planos de vestir, falda corta, la he visto otras veces pero no ella a mí. Sonríe demasiado. La veo como ausente, tiene problemas para seguir la conversación, no debe llevar mucho tiempo aquí.


-Hi, John, tell me again about your problems with the local accent. How do you say, pub or poof?.


-Don't pull my leg, Moel.


-Have you seen this girl? Lovely, isn´t she? She’s a fucking bitch, a heisha. I tell you, I broke up with her. Do you know why?


No parecía posible que ella hubiese estado con Moel. Estaba hablando demasiado alto. Ella no nos miraba.


-Are you serious?


-Listen. I know girls. She´s a pick up.


Thursday, August 5

xv. cuadros para una exposición

-¿Qué es un pensamiento congelado?

-Es un cuadro en el museo. El icono ofrecido como la realidad misma en lugar de como su representación. La firma del artista en el lienzo en blanco. El valor de cambio, en vez del valor de uso. Los atributos sin el hombre de Musil.

-¿Pero eso no es también tomar la parte por el todo?

-Vayamos por partes, mi querido amigo.- Respondió Alex burlonamente. -Los pensamientos congelados están tan a mano que podemos usarlos incluso mientras dormimos; pero si el viento del pensamiento nos sacara del sueño y nos desvelara, entonces nada nos quedaría entre las manos sino perplejidades. El todo no nos pertenece. Sólo podemos comerciar con las partes.

-Eres un fenicio, Alex.

-No es cierto. Solamente he aprendido a disfrutar de las colecciones de los museos.

Tuesday, August 3

xiv. pensamiento congelado

“Podemos emplear la palabra casa para un gran número de objetos –para la choza de adobe de una tribu, para el palacio de un rey, la casa de campo de un habitante de la ciudad o un apartamento en la ciudad- pero difícilmente la podemos usar para las tiendas de algunos nómadas. La casa en sí misma y por sí misma, la que nos hace usar la palabra para todas estas construcciones particulares y muy diferentes [...] implica que aloja a alguien y es habitada como ninguna tienda, colocada hoy y desmontada mañana, puede alojar o servir de morada. [...] Como palabra, “casa” es una abreviatura para todas estas cosas, un tipo de abreviatura sin la cual el pensamiento y su característica rapidez no sería posible en absoluto. La palabra casa es algo semejante a un pensamiento congelado que al pensar debe descongelar, deshelar, por así decirlo, siempre que quiera averiguar su sentido original. [...] Una vez se ha reflexionado acerca de su sentido implícito –habitar, tener un hogar, ser alojado- no se está dispuesto a aceptar como casa propia lo que el interés del momento prescriba.”


H.A.

Thursday, July 22

xiii. errores de cálculo

-¿Y qué sucede si el flautista se juzga un virtuoso? -Preguntó Alex-.


- Entonces, la percusión sustituye a los instrumentos de viento.


"Larga ha de ser pero fructífera; cruenta ha de ser, pero brillante; dura ha de ser pero vigorosa y omnipotente. Se ha dicho que con fusiles se transforma el mundo, ya lo estamos haciendo (...) Para todo Partido Comunista llega un momento que asumiendo su condición de vanguardia del proletariado en armas rasga los siglos; lanza su rotundo grito de guerra y asaltando los cielos, las sombras y la noche, comienzan a ceder los viejos y podridos muros reaccionarios, comienzan a crepitar y crujir como frágiles hojas ante tiernas y nuevas llamas, ante jóvenes pero crujientes hogueras. La guerra popular comienza a barrer el viejo orden para destruirlo inevitablemente y de lo viejo nacerá lo nuevo y al final como límpida ave fénix, glorioso, nacerá el comunismo para siempre." Comandante Gonzalo, flautista.


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Tuesday, July 20

xii. voces y ecos

-¿Es cierto que hubo un partido de la sospecha?


- Es posible - dijo Alex-. Imagino que en él participaron ilustres como Freud o Marx, por ejemplo.


- Contaban con un enemigo común: la clase media. Freud puso el énfasis en la sexualidad para provocarlos, Marx iba más lejos... Marx pretendía destruirlos. Según ellos nada sería lo que parece ser: en la teoría freudiana esto significaba que todo requiere de una interpretación, en la marxista que la Historia está determinada por leyes que revelan las contradicciones del mundo. La realidad requería de un intérprete, de un flautista de Hamelin. El es quien toca la melodía, quien nos guía, y hay que rendirse al encanto de su música... Pero el flautista pudo interpretar mal la partitura, o reescribirla a su gusto.


- O tal vez no conocerla, porque el libreto no existía.


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Sunday, July 18

xi. un sitio cualquiera

Musil evoca los espacios vacíos en cuyo interior se encuentra la realidad. Su cita me trae a la memoria la imagen de la vieja forja. El taller, apenas un modesto y angosto cobertizo, próximo a la cuadra de mis abuelos, en donde de crío asomaba la cabeza...


Mi curiosidad de niño se perdía en la forja, a riesgo de ser reprendido por jugar con los pesos de las romanas, pero Justo, el romanero, hombre de ojos menudos y manos grandes e hinchadas, me dejaba trastear tranquilo a condición de que no me acercara a la caldera.


Yo imaginaba que todas aquellas pesas, tenazas, mandriles, cuchillas, chapas, tajaderas, no eran sino la armería de algún ejército imposible, mientras Justo se afanaba con el hierro y se recreaba en su manipulación: empezaba por cortarlo con el compás de herrero, después llevaba a la fragua las barras, ya seccionadas, allí las volvía incandescentes, haciendo prender en ellas la magia del fuego, vieja alquimia, luego al yunque con ellas, para someterlas a la percusión del marro y las tajaderas, una y otra vez, y vuelta al fuego, y del fuego al yunque, de nuevo, hasta que forjaba las cuchillas, los cojinetes... Luego soldaba las piezas, las cromaba y las niquelaba, y finalmente con el cincel las embellecía con labras. Por último daba forma al plomo y lo chapeaba con cobre, hasta que quedaban listos los pilones y los contrapesos...


Sobre una alacena, colgaba enmarcada una fotografía en blanco y negro de quienes imagino eran sus hijos junto a una bicicleta, una vieja Orbea, casi más grande que ellos. La bicicleta descansaba, cubierta de polvo y oxidada, al fondo del taller, abandonada por unos niños, que ya mayores, decidieron dejar el calor de la fragua, para ir a vivir y a trabajar a la ciudad, o a otro sitio cualquiera.

Las cosas de entonces llevaban su tiempo. Recordando la tenacidad de Justo, incansable, amartillando el hierro no resulta difícil entender lo que la expresión “economía de subsistencia” significaba para aquella gente.

Hará dos años, una tarde de julio, me encontraba de nuevo, tras una larga ausencia, en la vieja casa de campo de la familia. Disponía de tiempo y aquella tarde me acerqué por última vez hasta el cobertizo, ya clausurado. Desde la alambrera claveteada en el quicio de la ventana miré dentro de aquel espacio interior donde se encontraba detenida la realidad, ese “pequeño cajón de sastre abandonado”. Y fue en ese momento cuando las palabras de Musil cobraron su nuevo sentido.

Wednesday, July 14

x. los espacios vacíos

Cualquier ciudadano tiene por lo menos nueve caracteres: el profesional, el nacional, el estatal, el de clase, el geográfico, el sexual, el consciente, el inconsciente y quizá uno también privado... Todo habitante de la tierra posee además un décimo carácter, que no es otro que la fantasía pasiva de los espacios vacíos. Le permite al hombre todo, excepto una cosa: tomar en serio lo que hacen sus otros nueve caracteres y lo que ocurre con ellos... Este espacio, tan difícil de describir, es en todas partes el mismo, esto es, un espacio vacío e invisible en cuyo interior se encuentra la realidad, como una pequeña ciudad de cajón de sastre abandonada por la fantasía.


R.M.

Tuesday, July 13

IX. CINCO SENTIDOS

Levanto la vista y me encuentro frente a un paisaje de Sisley. Recorro con la mirada las calles de Cobh una tarde encapotada de mediados de agosto. Cruzamos la avenida que conduce al muelle. La gente se distrae cotilleando en el mercado, buscando flores, baratijas, óleos, grabados... Una niña pequeña con un vestido amarillo, subida a hombros de su padre, se divierte jugando con sus cabellos rubios. Nos arrimamos a la escollera y contemplamos los añiles y cobrizos destellos del agua. A nuestra espalda queda la catedral, imponente, sombría, nebulosa. Nos vigila desde su enorme chapitel que amenaza con resquebrajar el cielo. Y cruzamos nuestras miradas, la de Asako con la mía, y la mía con sus labios.


Veo mover sus labios. Oigo su voz, sus palabras. La acerco a mí. La murmuro al oído. Puedo escuchar su respiración, su jadeo. Al fondo las pequeñas olas rompiendo en espuma contra el muelle y más allá las voces de R y A que nos avisan. La entrada al restaurante es angosta y sucia, nuestras voces se confunden con las de los otros clientes. Ya no oigo su voz limpia de erratas sino fragmentos de conversaciones, el trajín de los camareros y el rumor bullicioso que llega de los fogones... de allí proviene también un olor rancio a manteca y a stout que nos impregna. Un olor que se mezcla con nuestro propio olor, olor a sal, a mar, a suero de leche y con el aroma del clavo, el eneldo, la jalea, el café y la menta. [...]


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viii. tan sencillo...

Asako M. es, lejos del tópico oriental, impaciente, abierta, decidida, burlona. Por el contrario, se ajusta mucho más al de tópico adolescente. Ella tiene diecinueve años; yo veinti... Asako Masubuchi tiene los pómulos abultados, labios pequeños, y esos ojillos rasgados característicos. No es demasiado menuda, y posee un estilo muy occidental, vaqueros, shirts, ropa deportiva...

Desafiante, Asako juega a clavar la mirada. Abre sus ojos y se esfuerza en arquear las cejas, pero no sabe. Se ríe de ello y también de las muecas que yo le hago. ‘Eres un payaso’ piensas. Sin embargo, las barreras lingüísticas no son un problema. Ella perdona mi extravagancia por ser extranjero. Asako quiere aprender Español. La enseño palabras sueltas. Ella las repite sin saber siquiera su significado, busca con un gesto mi aprobación y yo la censuro por su mala pronunciación. Ella no abandona, sin tomarse en serio mis correcciones. Existe una semejanza fonética entre el Japones y el Español. Muchas palabras japonesas evocan otras con sentido distinto en Castellano. A veces da lugar a equívocos. Le explico que ‘a saco’ denota en Español algo muy distinto a ‘chica de la mañana’. Ella se divierte con la incoherencia. Y yo me recreo tratando de divertirla. Todo resulta tan sencillo...


Monday, July 12

vii. virginia & ketara


"Ando buscando una joven superficial,
encantadora y egoísta, ambigua,
impulsiva, sin sentimientos de
culpa y con amplio historial en
fracasos personales ... Interesadas,
dejar señas en el libro de visitas.
Gracias"




Así reza mi perfil de Love en Lycos. Sigo empeñado en buscarle los tres pies al gato a este medio hasta el final. Medio que paradójicamente tantas cosas me ha dado... (a tí A) y tantas otras que me ha sustraído (tiempo, trabajo, proyectos profesionales). Y volviendo a mis orígenes reabrí aquella web...



Vi su nick entre las firmas de los libros de visita. K es incisiva y curiosa. Su mensaje formaba parte de una conversación que mantenía con otra mujer. "Mi fragancia preferida es Missoni. Es colonia, pero tiene una fragancia tan suave, penetrante y duradera... Es deliciosa, o para mí lo es". Le confesaba V. "Suave y penetrante... Me encanta esa descripción. ¿Eres suave y penetrante, Virginia?" La respondía K.



Desconozco si trascienden fuera de aquí sus búsquedas morbosas, pero aún moviéndose con discrección no puede dejar de ser provocadora. Reconozco que reelaboré ese perfil para que fuera un anzuelo, buscando su reacción. Y lo logré. "¿Te conozco, encanto? Porque veo que tu perfil... a mí sí". Dejó ayer escrito en mi bitácora. "Será que mi perfil te está buscando a tí" La respondí.



Pero K no es consciente del significado de sus palabras. Mi descripción está extraída de uno de mis libros de cabecera, un manual de Psicopatología, y ese texto se corresponde con las primeras líneas de una descripción de un transtorno de la personalidad. Sería una ironía que más allá del juego de la provocación y del morbo, ese perfil la conociera a ella realmente... De momento la sigo buscando.



vi. juego de niños

¿Por qué las rayuelas que dibujan los niños tienen forma de cruz? Leí una vez que la rayuela se proponía como ejemplo de juego simbólico. Sus reglas son simples: de casa en casa, se va saltando, ascendiendo los peldaños de una escalera iniciática que conduce a... (?). Sin embargo, lo que domina en el juego es el icono cristiano de la muerte. La encarnación del dolor, del sacrificio, del cruel ensañamiento.


¿Cómo y por qué se introdujo ese macabro recordatorio? Y lo que es más, ¿en qué otros juegos infantiles están también presentes esas alusiones? Una breve enumeración: el juego de la taba, del ahorcado...


Sunday, July 11

v. vino y rosas

‘¿Por qué hablar de filosofía
si mi problema es poder comprar los domingos...?’


'Brindo porque estos sean los peores días que nos quedan por vivir', con su amplia sonrisa José invocó al destino. Aquella fué una noche de vino y rosas. Después de la cena empalagosa, especiada, descorchamos la última botella. Y hablamos quizás de política y de mujeres. Para nosotros era casi como hablar de lo mismo. Aún estaba reciente la despedida de Manuela, su huida precipitada de Madrid, desandando sus pasos sin hacer ruido. Y él todavía esperándola para su viaje a Amsterdam. Su cara reflejaba aún la perplejidad de aquel momento, cuando ella le sentó a la mesa, para comunicarle, que era para ella un gran amigo, una persona extraordinaria, pero que ahora se tenía que marchar, tenía que poner de nuevo en marcha su vida, atar los cabos sueltos que amenazaban con convertirse en jirones. ‘Te quiero, Manu’. A su manera era verdad, pero ella no se movía por emociones, sino atendiendo a necesidades. Y ahora él debía comprender que era necesario un cambio, pasar página, retomar cada uno su camino...


José mantuvo el semblante sonriente. ‘Eres como una piedra’ Le recriminaba Manu con frecuencia. Había un motivo para sentirse positivo. Aquello que había sucedido era necesario. No porque él lo sintiera así, nunca había llegado a imaginarse un desenlace tan imprevisto, tan sólo porque si había ocurrido era algo que tenía que suceder tarde o temprano.


‘Quizás todo hubiera sido distinto en Holanda’ repitió José aquella noche varias veces. ‘¿Por qué distinto?’ Le pregunté al fin. ‘Si ella hubiera contado al menos con el apoyo de su familia...’. Tal vez él tenía razón. La ciudad había conspirado contra ella desde el principio, había manifestado toda su hostilidad, su perfil más sombrío. Aquí no hay hospitalidad con quienes viajan ligeros de equipaje, hay que dejar en prenda. Y Manuela vino con las manos vacías, y así es como se fué.


Pero ya no era momento para repasar los aciertos y desaciertos. El vino resultaba demasiado agrio después de la cena.

iv. esta casa en que vivo


Esta casa en que vivo se asemeja en todo a la mía: disposición de las habitaciones, olor del vestíbulo, muebles, luz oblicua por la mañana, atenuada a mediodía, solapada por la tarde; todo es igual, incluso los senderos y los árboles del jardín, y esa vieja puerta semiderruida y los adoquines del patio.



Por mi parte, si bien he suprimido en mi casa cualquier superficie de reflexión, cuando a pesar de todo el vidrio inevitable de una ventana se empeña en devolverme mi reflejo, veo en él a alguien que se me parece.

Pero no soy yo realmente. Todo es falso aquí. Cuando me hayan devuelto mi casa y mi vida, entonces encontraré mi verdadero rostro.


iii. mi rayuela

"Mi" Rayuela es una reedición de la editorial sudamericana, de agosto de 1.973, en edición de bolsillo y tapas negras. La cubierta anterior cuenta con una ilustración mal esbozada de lo que debe de ser una rayuela infantil. Los cantos del volumen están gastados, las páginas amarillentas, algunos textos subrayados o con notas al pie... En este caso, el libro no fué un regalo. Sin embargo, yo lo estimo como parte de un legado familiar... En el momento en que este ejemplar fué adquirido yo apenas andaba a gatas... Luego, su texto no volvería a ser releído hasta más de veinte años después...

Monday, July 5

ii. papel mojado

Hoy venía entre las páginas del diario El País, guardado en un sobre, la reproducción de un billete de 1 peseta. En el anverso del papel aparecía una inscripción: "Consejo Municipal Alcañiz. Emisión del mes de Junio de 1.937". En el reverso, un sello: "Artes Gráficas C.N.T. "He guardado el billete en mi biblioteca, entre las páginas del libro "La Unión Monetaria Europea", editado por el Banco de España.

Sunday, July 4

i. capítulos prescindibles

Encontré por septiembre del 2.002 un texto que trataba sobre una posible literatura hipertextual. En suma, comentaba lo siquiente:

"La novela Rayuela, de Julio Cortázar, es un ejemplo claro de una aplicación del hipertexto a la literatura antes de que este concepto fuera formulado en su vertiente tecnológica (la novela fue publicada en 1963). La técnica básica de la novela es bastante conocida: se divide en dos partes, y la segunda es calificada como "Capítulos prescindibles". Éstos son una colección heterogénea, que puede estar formada por una narración, reflexiones, citas, versos, recortes de periódico, etc. de la longitud más variada, que puede ir desde dos líneas a treinta páginas.


Estas unidades, cuya conexión entre sí no es ni mucho menos evidente, corresponden a lo que Barthes denomina lexias. El autor invita a leer la novela de dos formas: ir del capítulo 1 al 56 de forma tradicional, es decir, consecutiva, o bien ir saltando según las conexiones (¿hipertextuales?) sugeridas en el "Tablero de dirección". Sin embargo, estas dos posibilidades no agotan las conexiones posibles o deseables; el autor da a entender que hay muchas más lecturas y posibles órdenes, que el lector puede elegir libremente: A su manera éste libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros".


En consecuencia, estos mensajes que cuelgo de esta página serían el equivalente a "mis capítulos prescindibles