A veces también Alex se sentía observado. Pero a menudo tenía esa sensación cuando hacía el amor con Inge, y nunca había nada más que el producto de su imaginación. Una vez más, estaba encima de ella. Podía verla perfectamente, su propio cuerpo le protegía los ojos de la luz de la lámpara.
Alex se inclinó y la besó, recorriendo la boca de ella con la lengua. Pasados unos momentos, se retiró y empezó a explorarle el cuello mientras Inge lo estiraba cuanto podía arqueando el cuerpo hacia atrás. Tenía un sabor amargo, y el sabor salado unido al aroma que subía de más abajo acució el deseo de Alex. Mientras dibujaba con la lengua un camino entre los pechos de Inge, Alex deslizó su cuerpo hacia abajo. Superó los pechos, continuó chupando hasta enrojecerle la piel. Inge se agarraba a los hombros de Alex intentando refrenarlo. Por fin lo soltó y él continuó bajando, metió su lengua en el doblez que quedaba debajo de cada pecho y continuó dibujando intrincados caminos sobre el vientre de Inge. Alex sentía las manos de ella que le apremiaban para que bajara aún más, pero esperó con la mejilla apoyada sobre la cintura de Inge. El cerró los ojos, aspiró hondo todos los aromas, alimentándose de la promesa que escondían. Y entonces, con un movimiento casi imperceptible, empezó a descender. La lengua de Alex pasó del vientre terso de Inge a una pequeña mata de pelo suave. Despacio, lentamente, lamió cada uno de los pelos. Al final alcanzó la hendidura entre las piernas de su amante e Inge le apretó desesperadamente la cabeza contra su cuerpo mientras le revolvía el pelo con los dedos. Alex separó cuidadosamente los pliegues de carne con la lengua, sintiendo por fin cómo el cálido flujo le corría sobre los labios.
Inge: 39 | 32 | 31 | 24 | 20
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