Wednesday, December 22

37. marzo de 1.932

Me siento dolida mientras leo Albertine disparue porque hay pasajes subrayados por Harry y Albertine es Jude. Se traslucen todas las amplificaciones de sus celos, sus dudas, su ternura, sus arrepentimientos, su horror, su pasión y a mí me invaden unos celos ardientes de Jude. De momento, este amor, que había estado tan equilibrado entre Harry y Jude, que no sentía celos en absoluto, se decanta hacia Harry, y me siento torturada y temerosa.

Sin embargo, anoche soñé con Jude. Había regresado de repente. Nos encerramos en una habitación. Hugo, Harry y otras personas esperaban a que nos vistiéramos para cenar juntos. Yo deseaba a Jude. Le supliqué que se desnudara. Prenda por prenda, descubrí su cuerpo, con exclamaciones de admiración, pero en la pesadilla veía sus defectos, extrañas deformaciones. Con todo, seguía siendo absolutamente deseable. Le supliqué que me dejara admirar entre sus piernas. Las abrió, las levanto y vi carne cubierta de un espeso vello negro, como de hombre, pero en el mismo extremo de la carne era blanco como la nieve. Lo que me horrorizaba era que se movía frenéticamente y que sus labios se abrían y cerraban con rapidez como la boca de un pececillo de estanque al comer. Yo la observaba con fascinación y repugnancia; luego me lancé sobre ella y dije: “Déjame que ponga la lengua ahí”. Me dejó aunque no parecía satisfecha mientras la lamía. Estaba fría e inquieta. De pronto se incorporó, me empujó y se inclinó sobre mí; en tanto sentí que me tocaba un pene. Le pregunté y me respondió triunfante: “Sí, tengo uno pequeñito; no te alegras?”. “Pero, ¿cómo se lo ocultas a Harry?”, pregunté. Sonrió pérfidamente. Durante todo el sueño reinaba una sensación de gran desorden, de movimientos torpes, de que todo llegaba demasiado tarde, de que el mundo entero esperaba, inquieto y derrotado.

Y, sin embargo estoy celosa de todo el sufrimiento que Harry experimenta con ella. Siento que me estoy hundiendo y alejando de todo saber y compresión, que mis instintos aúllan como animales salvajes. Cuando recuerdo las tardes pasadas junto con Harry en el Hotel Anjou, sufro. Dos tardes grabadas en mi cuerpo y en mi mente.


A.N.

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