Thursday, March 24

46. vida

Después de todo, todo ha sido nada, / a pesar de que un día lo fue todo. / Después de nada, o después de todo / supe que todo no era más que nada.

Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!" / Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!". / Ahora se que la nada lo era todo, / y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada. / (Era ilusión lo que creía todo / y que,en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada / si más nada será, después de todo, / después de tanto todo para nada.

José Hierro

Saturday, March 19

45. retrospectiva

Escribió Karl Polanyi:

La civilización del siglo XIX no fue destruida por un ataque exterior o interior de los bárbaros; su vitalidad no se vio minada ni por las devastaciones de la Primera Guerra Mundial, ni por la rebelión de un proletariado socialista o de una pequeña burguesía fascista. Su fracaso no fue consecuencia de supuestas leyes de la economía, tales como la baja tendencial de la tasa de ganancias, la del sub-consumo o la de superproducción. Su desintegración fue mas bien el resultado de las medidas adoptadas por la sociedad para no verse aniquilada por la acción del mercado autorregulador. El conflicto entre el mercado y las exigencias elementales de una vida social organizada le han conferido a este siglo su dinámica. Este mercado autorregulador fue finalmente el origen de su propia destrucción. Las guerras exteriores no hicieron más que acelerar este proceso.

En wikipedia

Sunday, March 13

44. paralelismo

Había en primer lugar la vieja Inglaterra, país de catedrales, de abadías, de casas de campo y albergues (...), la Inglaterra de las guías turísticas, de los grandes itinerarios y caminos llenos de sorpresas (...)

Enseguida viene la Inglaterra del siglo XIX, la Inglaterra industrial del carbón, del hierro, del algodón, del ferrocarril; de las miles de pequeñas casas alineadas, todas iguales, de las iglesias neogóticas, (...) de las fábricas textiles, de las fundiciones (...) Un paisaje devastado con pequeños pueblos cubiertos de hollín y, más negras aún, ciudades siniestras parecidas a fortalezas. Esta Inglaterra forma la mayor parte del Norte y de los Midlands, y existe por todas partes (...)

La tercera Inglaterra pertenece a nuestra época. América ha sido su verdadero lugar de nacimiento. Es la Inglaterra de las carreteras nacionales, de las estaciones de servicio, de las fábricas que parecen salas de exposiciones, de los cines, las salas de baile, los cafés, los bares donde se beben cócteles, de los coches (...) Es el dominio de la producción en masa, de la fabricación a gran escala y a precios reducidos (...)

La Inglaterra del paro (...) He vuelto a ver a hombres de mediana edad que, sabiendo que estaban ociosos y eran inútiles por razones que escapaban a su responsabilidad, se sentían vencidos y degradados (...) Los jóvenes que han crecido a la sombra de las oficinas de empleo, más que trágicos casos individuales, constituyen, tomados en conjunto, una tragedia nacional.


J.B. Priestley, English Journey. 1934