Saturday, September 4

xxvii. un pretexto

Alex.- Quizás debiera explicarte algo...


Manu.- Me encantaría oír cualquier cosa que proceda de ti. Había guardado esto demasiado tiempo pero no olvidé nunca lo que sucedió aquel día entre tú y D.


Alex.- D. no conoce el sentido del humor ni de la proporción. Sigue convencido de su inusual capacidad para grandes aspiraciones, su ilusoria ficción de escritor le tiene dominado totalmente el pensamiento.


Manu.- (En voz baja) Y sin embargo todos los animales soñamos... Inlcuso los ratones de biblioteca.


Alex.- Traté de no ser condescendiente, y él respondió con su sentido de la vergüenza y la humillación. Luego todos nos dejamos llevar... Aquel asunto ya quedó zanjado, aunque me sirvió de ejercicio para otro, mucho más personal para mí, más próximo.


Manu.- ¿Y para qué análisis te sirvió? Me sigue moviendo la curiosidad. Y sí es extraño que tú le sacaras tanto de quicio... no sabía si reírme o llorar. ¿Y si te digo que el argumento de la novela antes de que él lo mencionase lo utilicé yo con él? Tal vez le gustara, por plausible. A mí se me da bien inventarme motivos creíbles. Esto es un guiño.


Alex.- Hace un tiempo necesité exorcizar cierto tipo de malestar personal que se me andaba enquistando, motivado, a mi juicio, y esto lo decía lógicamente para exculparme, por circunstancias ajenas a mi voluntad.


Alex.- (Reflexionando) Improvisé un desahogo. Traté de que estuviese lo más lejos posible del móvil que lo originaba, y surgió la máscara. Ofensiva, arbitraria, irritante... exploré esa faceta mía que tan bien conoces y que era un tanto extraña para mí. El resto es fácil de seguir, él siempre está dispuesto a pagar un precio en dignidad con tal de lograr un mínimo de notoriedad... Luego aquello me resultó grotesco e irrisorio y perdió su gracia, quizás porque me resultaba un juego demasiado fácil, demasiado seguro... y también porque la disputa acabé por llevarla al terreno que realmente ocupaba.


Alex.- Y, por cierto, los motivos creíbles son siempre la materia prima de cualquier novela. Esto también es un guiño.

2 comments:

Anonymous said...

¿Y por qué Manu? ¿Y por qué D?
Uno siempre elige sus nombres por algo.
Otra curiosidad...

Besos
Sabbat.

Anonymous said...

Querida c.,
El error es la constante en nuestra ecuación vital. Acertar es sólo un componente aleatorio.
De aquellos lodos sólo recuerdo, casi entre risas sordas, la sensación de reparación que me quedaba.
No era un acto de valentía supongo, pero era sanador. A mí me sanaba el espíritu de algún que otro dolor.
El dolor de no ser, de no atreverse, de no decir a tiempo. Los que sufren el sadismo de los otros durante años, desarrollamos una cierta tendencia a la pira dialéctica. Los hay peores.
Aprender a decir es el primer paso. Yo lo he dado. El otro no siempre queda al alcance. No a mí por ejemplo.
No importa lo que fue. Aquí no pasa nada importante. Lo contingente ocurre fuera de este espacio. Tampoco importa lo que será, ni lo que estas palabras representen acaso. A mí me sirven y el espacio es público. Lo siento.
Y de lo otro… casi mejor no hablar. Son cosas que me pertenecen a mí. O mejor aún yo les pertenezco. No son nada trascendente, es lo que pasa en todos los lugares comunes del mundo. Lo que lo convirtió en un hecho singular es que fue a mí a quién ocurrió. Y YO lo he vivido.