Thursday, July 22

xiii. errores de cálculo

-¿Y qué sucede si el flautista se juzga un virtuoso? -Preguntó Alex-.


- Entonces, la percusión sustituye a los instrumentos de viento.


"Larga ha de ser pero fructífera; cruenta ha de ser, pero brillante; dura ha de ser pero vigorosa y omnipotente. Se ha dicho que con fusiles se transforma el mundo, ya lo estamos haciendo (...) Para todo Partido Comunista llega un momento que asumiendo su condición de vanguardia del proletariado en armas rasga los siglos; lanza su rotundo grito de guerra y asaltando los cielos, las sombras y la noche, comienzan a ceder los viejos y podridos muros reaccionarios, comienzan a crepitar y crujir como frágiles hojas ante tiernas y nuevas llamas, ante jóvenes pero crujientes hogueras. La guerra popular comienza a barrer el viejo orden para destruirlo inevitablemente y de lo viejo nacerá lo nuevo y al final como límpida ave fénix, glorioso, nacerá el comunismo para siempre." Comandante Gonzalo, flautista.


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Tuesday, July 20

xii. voces y ecos

-¿Es cierto que hubo un partido de la sospecha?


- Es posible - dijo Alex-. Imagino que en él participaron ilustres como Freud o Marx, por ejemplo.


- Contaban con un enemigo común: la clase media. Freud puso el énfasis en la sexualidad para provocarlos, Marx iba más lejos... Marx pretendía destruirlos. Según ellos nada sería lo que parece ser: en la teoría freudiana esto significaba que todo requiere de una interpretación, en la marxista que la Historia está determinada por leyes que revelan las contradicciones del mundo. La realidad requería de un intérprete, de un flautista de Hamelin. El es quien toca la melodía, quien nos guía, y hay que rendirse al encanto de su música... Pero el flautista pudo interpretar mal la partitura, o reescribirla a su gusto.


- O tal vez no conocerla, porque el libreto no existía.


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Sunday, July 18

xi. un sitio cualquiera

Musil evoca los espacios vacíos en cuyo interior se encuentra la realidad. Su cita me trae a la memoria la imagen de la vieja forja. El taller, apenas un modesto y angosto cobertizo, próximo a la cuadra de mis abuelos, en donde de crío asomaba la cabeza...


Mi curiosidad de niño se perdía en la forja, a riesgo de ser reprendido por jugar con los pesos de las romanas, pero Justo, el romanero, hombre de ojos menudos y manos grandes e hinchadas, me dejaba trastear tranquilo a condición de que no me acercara a la caldera.


Yo imaginaba que todas aquellas pesas, tenazas, mandriles, cuchillas, chapas, tajaderas, no eran sino la armería de algún ejército imposible, mientras Justo se afanaba con el hierro y se recreaba en su manipulación: empezaba por cortarlo con el compás de herrero, después llevaba a la fragua las barras, ya seccionadas, allí las volvía incandescentes, haciendo prender en ellas la magia del fuego, vieja alquimia, luego al yunque con ellas, para someterlas a la percusión del marro y las tajaderas, una y otra vez, y vuelta al fuego, y del fuego al yunque, de nuevo, hasta que forjaba las cuchillas, los cojinetes... Luego soldaba las piezas, las cromaba y las niquelaba, y finalmente con el cincel las embellecía con labras. Por último daba forma al plomo y lo chapeaba con cobre, hasta que quedaban listos los pilones y los contrapesos...


Sobre una alacena, colgaba enmarcada una fotografía en blanco y negro de quienes imagino eran sus hijos junto a una bicicleta, una vieja Orbea, casi más grande que ellos. La bicicleta descansaba, cubierta de polvo y oxidada, al fondo del taller, abandonada por unos niños, que ya mayores, decidieron dejar el calor de la fragua, para ir a vivir y a trabajar a la ciudad, o a otro sitio cualquiera.

Las cosas de entonces llevaban su tiempo. Recordando la tenacidad de Justo, incansable, amartillando el hierro no resulta difícil entender lo que la expresión “economía de subsistencia” significaba para aquella gente.

Hará dos años, una tarde de julio, me encontraba de nuevo, tras una larga ausencia, en la vieja casa de campo de la familia. Disponía de tiempo y aquella tarde me acerqué por última vez hasta el cobertizo, ya clausurado. Desde la alambrera claveteada en el quicio de la ventana miré dentro de aquel espacio interior donde se encontraba detenida la realidad, ese “pequeño cajón de sastre abandonado”. Y fue en ese momento cuando las palabras de Musil cobraron su nuevo sentido.

Wednesday, July 14

x. los espacios vacíos

Cualquier ciudadano tiene por lo menos nueve caracteres: el profesional, el nacional, el estatal, el de clase, el geográfico, el sexual, el consciente, el inconsciente y quizá uno también privado... Todo habitante de la tierra posee además un décimo carácter, que no es otro que la fantasía pasiva de los espacios vacíos. Le permite al hombre todo, excepto una cosa: tomar en serio lo que hacen sus otros nueve caracteres y lo que ocurre con ellos... Este espacio, tan difícil de describir, es en todas partes el mismo, esto es, un espacio vacío e invisible en cuyo interior se encuentra la realidad, como una pequeña ciudad de cajón de sastre abandonada por la fantasía.


R.M.

Tuesday, July 13

IX. CINCO SENTIDOS

Levanto la vista y me encuentro frente a un paisaje de Sisley. Recorro con la mirada las calles de Cobh una tarde encapotada de mediados de agosto. Cruzamos la avenida que conduce al muelle. La gente se distrae cotilleando en el mercado, buscando flores, baratijas, óleos, grabados... Una niña pequeña con un vestido amarillo, subida a hombros de su padre, se divierte jugando con sus cabellos rubios. Nos arrimamos a la escollera y contemplamos los añiles y cobrizos destellos del agua. A nuestra espalda queda la catedral, imponente, sombría, nebulosa. Nos vigila desde su enorme chapitel que amenaza con resquebrajar el cielo. Y cruzamos nuestras miradas, la de Asako con la mía, y la mía con sus labios.


Veo mover sus labios. Oigo su voz, sus palabras. La acerco a mí. La murmuro al oído. Puedo escuchar su respiración, su jadeo. Al fondo las pequeñas olas rompiendo en espuma contra el muelle y más allá las voces de R y A que nos avisan. La entrada al restaurante es angosta y sucia, nuestras voces se confunden con las de los otros clientes. Ya no oigo su voz limpia de erratas sino fragmentos de conversaciones, el trajín de los camareros y el rumor bullicioso que llega de los fogones... de allí proviene también un olor rancio a manteca y a stout que nos impregna. Un olor que se mezcla con nuestro propio olor, olor a sal, a mar, a suero de leche y con el aroma del clavo, el eneldo, la jalea, el café y la menta. [...]


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viii. tan sencillo...

Asako M. es, lejos del tópico oriental, impaciente, abierta, decidida, burlona. Por el contrario, se ajusta mucho más al de tópico adolescente. Ella tiene diecinueve años; yo veinti... Asako Masubuchi tiene los pómulos abultados, labios pequeños, y esos ojillos rasgados característicos. No es demasiado menuda, y posee un estilo muy occidental, vaqueros, shirts, ropa deportiva...

Desafiante, Asako juega a clavar la mirada. Abre sus ojos y se esfuerza en arquear las cejas, pero no sabe. Se ríe de ello y también de las muecas que yo le hago. ‘Eres un payaso’ piensas. Sin embargo, las barreras lingüísticas no son un problema. Ella perdona mi extravagancia por ser extranjero. Asako quiere aprender Español. La enseño palabras sueltas. Ella las repite sin saber siquiera su significado, busca con un gesto mi aprobación y yo la censuro por su mala pronunciación. Ella no abandona, sin tomarse en serio mis correcciones. Existe una semejanza fonética entre el Japones y el Español. Muchas palabras japonesas evocan otras con sentido distinto en Castellano. A veces da lugar a equívocos. Le explico que ‘a saco’ denota en Español algo muy distinto a ‘chica de la mañana’. Ella se divierte con la incoherencia. Y yo me recreo tratando de divertirla. Todo resulta tan sencillo...


Monday, July 12

vii. virginia & ketara


"Ando buscando una joven superficial,
encantadora y egoísta, ambigua,
impulsiva, sin sentimientos de
culpa y con amplio historial en
fracasos personales ... Interesadas,
dejar señas en el libro de visitas.
Gracias"




Así reza mi perfil de Love en Lycos. Sigo empeñado en buscarle los tres pies al gato a este medio hasta el final. Medio que paradójicamente tantas cosas me ha dado... (a tí A) y tantas otras que me ha sustraído (tiempo, trabajo, proyectos profesionales). Y volviendo a mis orígenes reabrí aquella web...



Vi su nick entre las firmas de los libros de visita. K es incisiva y curiosa. Su mensaje formaba parte de una conversación que mantenía con otra mujer. "Mi fragancia preferida es Missoni. Es colonia, pero tiene una fragancia tan suave, penetrante y duradera... Es deliciosa, o para mí lo es". Le confesaba V. "Suave y penetrante... Me encanta esa descripción. ¿Eres suave y penetrante, Virginia?" La respondía K.



Desconozco si trascienden fuera de aquí sus búsquedas morbosas, pero aún moviéndose con discrección no puede dejar de ser provocadora. Reconozco que reelaboré ese perfil para que fuera un anzuelo, buscando su reacción. Y lo logré. "¿Te conozco, encanto? Porque veo que tu perfil... a mí sí". Dejó ayer escrito en mi bitácora. "Será que mi perfil te está buscando a tí" La respondí.



Pero K no es consciente del significado de sus palabras. Mi descripción está extraída de uno de mis libros de cabecera, un manual de Psicopatología, y ese texto se corresponde con las primeras líneas de una descripción de un transtorno de la personalidad. Sería una ironía que más allá del juego de la provocación y del morbo, ese perfil la conociera a ella realmente... De momento la sigo buscando.



vi. juego de niños

¿Por qué las rayuelas que dibujan los niños tienen forma de cruz? Leí una vez que la rayuela se proponía como ejemplo de juego simbólico. Sus reglas son simples: de casa en casa, se va saltando, ascendiendo los peldaños de una escalera iniciática que conduce a... (?). Sin embargo, lo que domina en el juego es el icono cristiano de la muerte. La encarnación del dolor, del sacrificio, del cruel ensañamiento.


¿Cómo y por qué se introdujo ese macabro recordatorio? Y lo que es más, ¿en qué otros juegos infantiles están también presentes esas alusiones? Una breve enumeración: el juego de la taba, del ahorcado...


Sunday, July 11

v. vino y rosas

‘¿Por qué hablar de filosofía
si mi problema es poder comprar los domingos...?’


'Brindo porque estos sean los peores días que nos quedan por vivir', con su amplia sonrisa José invocó al destino. Aquella fué una noche de vino y rosas. Después de la cena empalagosa, especiada, descorchamos la última botella. Y hablamos quizás de política y de mujeres. Para nosotros era casi como hablar de lo mismo. Aún estaba reciente la despedida de Manuela, su huida precipitada de Madrid, desandando sus pasos sin hacer ruido. Y él todavía esperándola para su viaje a Amsterdam. Su cara reflejaba aún la perplejidad de aquel momento, cuando ella le sentó a la mesa, para comunicarle, que era para ella un gran amigo, una persona extraordinaria, pero que ahora se tenía que marchar, tenía que poner de nuevo en marcha su vida, atar los cabos sueltos que amenazaban con convertirse en jirones. ‘Te quiero, Manu’. A su manera era verdad, pero ella no se movía por emociones, sino atendiendo a necesidades. Y ahora él debía comprender que era necesario un cambio, pasar página, retomar cada uno su camino...


José mantuvo el semblante sonriente. ‘Eres como una piedra’ Le recriminaba Manu con frecuencia. Había un motivo para sentirse positivo. Aquello que había sucedido era necesario. No porque él lo sintiera así, nunca había llegado a imaginarse un desenlace tan imprevisto, tan sólo porque si había ocurrido era algo que tenía que suceder tarde o temprano.


‘Quizás todo hubiera sido distinto en Holanda’ repitió José aquella noche varias veces. ‘¿Por qué distinto?’ Le pregunté al fin. ‘Si ella hubiera contado al menos con el apoyo de su familia...’. Tal vez él tenía razón. La ciudad había conspirado contra ella desde el principio, había manifestado toda su hostilidad, su perfil más sombrío. Aquí no hay hospitalidad con quienes viajan ligeros de equipaje, hay que dejar en prenda. Y Manuela vino con las manos vacías, y así es como se fué.


Pero ya no era momento para repasar los aciertos y desaciertos. El vino resultaba demasiado agrio después de la cena.

iv. esta casa en que vivo


Esta casa en que vivo se asemeja en todo a la mía: disposición de las habitaciones, olor del vestíbulo, muebles, luz oblicua por la mañana, atenuada a mediodía, solapada por la tarde; todo es igual, incluso los senderos y los árboles del jardín, y esa vieja puerta semiderruida y los adoquines del patio.



Por mi parte, si bien he suprimido en mi casa cualquier superficie de reflexión, cuando a pesar de todo el vidrio inevitable de una ventana se empeña en devolverme mi reflejo, veo en él a alguien que se me parece.

Pero no soy yo realmente. Todo es falso aquí. Cuando me hayan devuelto mi casa y mi vida, entonces encontraré mi verdadero rostro.


iii. mi rayuela

"Mi" Rayuela es una reedición de la editorial sudamericana, de agosto de 1.973, en edición de bolsillo y tapas negras. La cubierta anterior cuenta con una ilustración mal esbozada de lo que debe de ser una rayuela infantil. Los cantos del volumen están gastados, las páginas amarillentas, algunos textos subrayados o con notas al pie... En este caso, el libro no fué un regalo. Sin embargo, yo lo estimo como parte de un legado familiar... En el momento en que este ejemplar fué adquirido yo apenas andaba a gatas... Luego, su texto no volvería a ser releído hasta más de veinte años después...

Monday, July 5

ii. papel mojado

Hoy venía entre las páginas del diario El País, guardado en un sobre, la reproducción de un billete de 1 peseta. En el anverso del papel aparecía una inscripción: "Consejo Municipal Alcañiz. Emisión del mes de Junio de 1.937". En el reverso, un sello: "Artes Gráficas C.N.T. "He guardado el billete en mi biblioteca, entre las páginas del libro "La Unión Monetaria Europea", editado por el Banco de España.

Sunday, July 4

i. capítulos prescindibles

Encontré por septiembre del 2.002 un texto que trataba sobre una posible literatura hipertextual. En suma, comentaba lo siquiente:

"La novela Rayuela, de Julio Cortázar, es un ejemplo claro de una aplicación del hipertexto a la literatura antes de que este concepto fuera formulado en su vertiente tecnológica (la novela fue publicada en 1963). La técnica básica de la novela es bastante conocida: se divide en dos partes, y la segunda es calificada como "Capítulos prescindibles". Éstos son una colección heterogénea, que puede estar formada por una narración, reflexiones, citas, versos, recortes de periódico, etc. de la longitud más variada, que puede ir desde dos líneas a treinta páginas.


Estas unidades, cuya conexión entre sí no es ni mucho menos evidente, corresponden a lo que Barthes denomina lexias. El autor invita a leer la novela de dos formas: ir del capítulo 1 al 56 de forma tradicional, es decir, consecutiva, o bien ir saltando según las conexiones (¿hipertextuales?) sugeridas en el "Tablero de dirección". Sin embargo, estas dos posibilidades no agotan las conexiones posibles o deseables; el autor da a entender que hay muchas más lecturas y posibles órdenes, que el lector puede elegir libremente: A su manera éste libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros".


En consecuencia, estos mensajes que cuelgo de esta página serían el equivalente a "mis capítulos prescindibles