- ¿Te gusta verte?
- Intento adivinar qué ves en mí.
- Un cuerpo bonito.
Inge se recreaba en su propia imagen ignorando las consabidas palabras... - ¿Y algo más?- Preguntó, burlona.
- Si yo fuera un hombre no me vería a mí misma nada guapa, incluso me encontraría poco sexy. Demasiado delgada, algo masculina...
- Mi dulce niña, ¿has oído hablar del mito de Narciso?
- Y además con unos pechos pequeños. Son firmes, pero demasiado pequeños. Siempre quise tener unos pechos grandes y redondos... Fíjate en esto. ¡Vaya!- Inge examinaba con la yema de los dedos una pequeña y amoratada marca en el muslo, a la altura de la ingle.
- He de poner más cuidado con ese dichoso quicio.
- Y como mujer, ¿te gustas?
Inge alzó la mirada a la altura de los ojos; unos ojos pobremente abrigados tras la cortina del maquillaje y las largas pestañas... - Eso era precisamente lo que trataba de preguntarte-.
En silencio, sin esperar respuesta, se quedó contemplando su propio reflejo, curiosa, tratando de no perder de vista esa imagen del otro lado del espejo que casi apenas reconocía como suya.
- Intento adivinar qué ves en mí.
- Un cuerpo bonito.
Inge se recreaba en su propia imagen ignorando las consabidas palabras... - ¿Y algo más?- Preguntó, burlona.
- Si yo fuera un hombre no me vería a mí misma nada guapa, incluso me encontraría poco sexy. Demasiado delgada, algo masculina...
- Mi dulce niña, ¿has oído hablar del mito de Narciso?
- Y además con unos pechos pequeños. Son firmes, pero demasiado pequeños. Siempre quise tener unos pechos grandes y redondos... Fíjate en esto. ¡Vaya!- Inge examinaba con la yema de los dedos una pequeña y amoratada marca en el muslo, a la altura de la ingle.
- He de poner más cuidado con ese dichoso quicio.
- Y como mujer, ¿te gustas?
Inge alzó la mirada a la altura de los ojos; unos ojos pobremente abrigados tras la cortina del maquillaje y las largas pestañas... - Eso era precisamente lo que trataba de preguntarte-.
En silencio, sin esperar respuesta, se quedó contemplando su propio reflejo, curiosa, tratando de no perder de vista esa imagen del otro lado del espejo que casi apenas reconocía como suya.
Inge: 39 32 31 24 20
8 comments:
Me alegro de leerte de nuevo.
Felices Saturnales.
Beso.
Miranda
Sí, de vuelta: por fin recuperé mi portátil... Por cierto, no ejercitéis nunca vuestra garantía de compra, o al menos, no dejéis nunca que salga de vuestra casa el PC, nunca sabréis cuando regresará...
Miranda, Rafa, buena suerte a ambos para este año nuevo que empieza.
Hola, veo que este no es precisamente un sitio cualquiera. Me alegro de descubrirlo justo al terminar el año. Mientras, te dejo un beso virtual de Nochevieja, a comer uvas, beber champán. Luego, vendré a visitarte a darte un abrazo como es usanza en Chile, de paso te seguiré leyendo.
Felicidades y cariños.
Petra
Qué bueno...
¿De qué libro se ha escapado este texto?
Una hermosa costumbre. Un abrazo fuerte entonces, Petra, siempre bienvenida
Nakazius, me temo que el texto anterior no ha sido nunca editado... gracias
Como Nakazanius, como él... he estado a punto de preguntarte.
Este post es literatura; y leemos arte; eso que nos maravilla cada vez en las letras, en la música, en las imágenes...
Precioso texto, sí señor.
Vagabundeaba, desde le Hábitat de Luis... y he llegado aquí. ¡¡Buena brújula me ha traído!! -Me voy ahora con tus magníficas palabras taladradas en el cerebro.
Enhorabuena.
Enhorabuena.
Saf ;-))
Saf, Néstor, gracias por vuestros comentarios y palabras de ánimo. De verdad que es muy grato leer mensajes como los vuestros.
Lamento tener tan descuidada esta casa. La falta de imaginación, de constancia y otras obligaciones me impiden actualizarla a menudo.
Pero vuestras visitas, comentadas o no, hacen que escribir este blog sea un viaje interior interesante.
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