Esta noche he soñado una extraña hazaña, esta mañana la he realizado, esta tarde la cuento. Que me escuchen todos aquellos que creen en la realidad de aquello que no sucede.
Suelo encontrar al Demonio en mis sueños, y también esta noche lo he visto. Lo he soñado y he soñado además una tentación para él.
En sueños, nos hemos puesto en camino, en silencio, sin ni siquiera saludarnos. Cuando hemos estado fuera de la ciudad, le he hablado de esta manera:
-Maestro y amigo, dicen que eres el gran adversario del Señor y el gran negador y subvertidor de las cosas, pero no es verdad. Tú has procurado imitar a Dios con los milagros, has intentado gobernar como él, lo has copiado y seguido, igual que una mascota copia a su dueño. Si hubieras sido su antítesis habrías hecho lo contrario de lo que El ha hecho; hubieras dejado de provocar solamente antipapas y anticristos. ¿Cuál ha sido la gran obra de Dios? La creación del mundo. ¿Cuál debería ser tu gran obra? Su destrucción. Tú deberías, ¿comprendes?, no desordenar y complicar el mundo, sino destruirlo, suprimirlo, aniquilarlo.
-Yo te diré de qué manera puedes conducir al mundo al fin. Es necesario que cambies del todo tu manera de actuar. Has sido hasta ahora un alborotador y un desordenador, un espíritu móvil y múltiple, un creador de movimientos y de cambios. Todo esto es perfectamente estúpido. Tú sabes que el movimiento es el cambio en el tiempo, y que el cambio es creación de diferencia, y que la realidad es el conjunto de las cosas diversas. La realidad es tanto mayor, cuanto más son las diferencias.
-Los hombres han intentado la muerte de la realidad con las palabras, las cuales sirven para clases de cosas y no para cada cosa diversa, es decir, de cada grupo de cosas consideran solamente aquello que las hace semejantes. Algunos hombres, que el vulgo llama filósofos, han ido más allá y han intentado reducir todo el mundo, con su infinita variedad de formas, a una sola palabra. Después de esto han entonado himnos en honor de sí mismos. Pero éstos no se han dado cuenta de que la palabra, precisamente porque quería encerrarlo todo, negaba toda diferencia, no contenía ya ninguna realidad. En el mundo de las ideas, lo único se llama inconcedible; en el mundo de las cosas, lo único se llama inconsistente.
-Sería necesario que tú hicieras realmente lo que los filósofos han hecho solamente en sueños; tendrías que ser el filósofo que obrara con las cosas y no con las palabras. El hombre filósofo quiere reducir el mundo a una sola palabra y acaba en la nada lógica. Tú deberías reducir el mundo a una sola cosa y obtendrías la nada verdadera, la auténtica nada, la nada última y definitiva.
4 comments:
He descubierto esta posibilidad. Genial!
Rayuela, estas ahí?
Venga, vuelve....
Un abrazo.
Miranda
Vertiginoso este viaje al uno para llegar a la nada absoluta.
Hay una hipótesis de la física teórica actual que defiende que la realidad material no es más que el exceso de materia sobre la antimateria, que si ambas fueran equivalentes se anularían. Lo digo por darle pistas a tu diablo.
Sí. Más fuera que dentro, Miranda, pero aún por aquí. Gracias por tu apoyo :)
Interesante la física teórica. A veces, tengo la impresión de que es como una nueva religión sólo apta para los iniciados...
" ¿Cuál ha sido la gran obra de Dios? La creación del mundo. ¿Cuál debería ser tu gran obra? Su destrucción. Tú deberías, ¿comprendes?, no desordenar y complicar el mundo, sino destruirlo, suprimirlo, aniquilarlo."
Todos llevamos un demonio en nuestro interior. Su influencia es tan intensa que a veces nos confiere a nosotros su propio poder para destruir el mundo... y unos pocos, a veces lo destruyen, aunque sea desde luego sólo a través del suicidio...
Un saludo.
Post a Comment