Sunday, August 22

xxii. a mis treinta y siete años


Con tinta roja, y con caligrafía casi ilegible Alex había copiado en su cuaderno de notas los siguientes versos de Whitman:


Yo me celebro y me canto,
Y de lo que me apropie te debes apropiar,
Pues cada átomo mío te pertenece.
Ando vagabundo e invito a mi alma a que también lo haga,
Ando vagabundo y me tiendo a mis anchas a mirar un tallo de hierba estival.
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, se formaron de este suelo, de este aire,
Nacido aquí, de padres cuyos padres aquí también nacieron, al igual que sus padres,
A mis treinta y siete años, con una salud perfecta,
He empezado a vivir, y sólo espero no dejar ya de hacerlo hasta mi muerte.


Los últimos apuntes de un cuaderno gastado y confinado al olvido en un cajón de la mesilla.

3 comments:

Anonymous said...

sabbat: ¡Vaya con los templates!

Yo venía a decirte algo antiguo. Hace cosa de un mes me preguntaste si creía de verdad que Rachel era libre... pero yo eso ni me lo plateaba, no lo haría nunca. Lo que sucedía es sólo que yo no lo era. Tampoco lo estoy siendo mucho hasta ahora pero puedes jurar que lo seré... Hablo de libertad de expresión. Las otras libertades... No recuerdo quién me dijo que la libertad era una entelequia pero a pesar de ello existimos los individuos.

Besos :)

Por cierto, ¿consideras qué guarde nuestro secreto?

John Negre said...

Dicen que secretos compartidos son secretos a voces... no obstante confío en tu discreción con respecto a ese viejo asunto de las carnavaladas, yo concluí exitosamente mi fase de “reinserción social” y somos ya pocos los que aún las recordamos –yo, desde luego, con cierto humor-.

Y por hilar con tu otro comentario, sin duda la karnabal polémica era libre de decir y escribir lo que pensaba, quizás más que esta rayuela que anda dando saltitos, y que divaga más de lo que yo acostumbro. ¿Habremos olvidado nuestra vieja facultad de llamar a las cosas por su nombre? Con placer, sigo entregado a la lectura del diario de Rachel. Si tuviera que emplear sólo una palabra para definirla sería la siguiente: carácter. Y esa es una cualidad inherente a cada uno, éste no se puede disimular, se agita, se revuelve dentro, y nos traiciona en el momento menos propicio, menos acertado... así que para qué andar con miramientos, mejor dejar que retoce a sus anchas, y eso que ganamos ;)

John Negre said...

Penumbra, o Sabbat, o María,

He de decirte que aun siendo una mujer que ha pasado los cuarenta sigues teniendo un desnudo muy atractivo y que haces muy bien en lucirlo en internet.