"Cuando apartas las cosas no las dejas atrás, tan solo a un lado...
donde es fácil mirar sin querer cuando giras la cabeza."
En su día casi estuve por tirarlo todo al cesto de la basura, todas sus cartas, sus fotos, sus pinturitas... Tiempo después, quizás por ese empeño mío en no extraviar del todo la memoria, tan sólo relegué las misivas al cajón del olvido.
Ahora, que han transcurrido casi ocho lustrosos años, vuelvo a leer y trato de comprender -hago acopio de fuerzas, frunzo el ceño y escudriño los confines de mis entendederas- sus palabras desde la distancia. Las he transcrito manualmente a un blog -no guardo de ellas soporte digital-, letra a letra, con sus sangrías originales -o mejor ausencia de ellas-, sus retornos de carro, sus erratas y sus faltas de ortografía. Rescribir así el texto, además de exigir de mi una lectura más atenta y condescendiente, ha tenido un efecto benéfico, homeopático casi diría.
Después he modificado la bitácora, eliminando en lo posible cualquier rastro que pueda alimentar la voracidad de Google -de apetitos excesivos ya fuimos bien servidos-. He deshabilitado links, feeds, comentarios... En ningún caso ella debe leerlo, y casi nadie tampoco. Pero era algo que necesitaba mostrar ahora, precisamente, en estos días ya tan lejanos e indiferentes a nosotros.
Volviendo muchas páginas atrás, girando sólo a medias la cabeza...
La cita que encabeza el post es autoría de marcapáginas. Gracias.
Ahora, que han transcurrido casi ocho lustrosos años, vuelvo a leer y trato de comprender -hago acopio de fuerzas, frunzo el ceño y escudriño los confines de mis entendederas- sus palabras desde la distancia. Las he transcrito manualmente a un blog -no guardo de ellas soporte digital-, letra a letra, con sus sangrías originales -o mejor ausencia de ellas-, sus retornos de carro, sus erratas y sus faltas de ortografía. Rescribir así el texto, además de exigir de mi una lectura más atenta y condescendiente, ha tenido un efecto benéfico, homeopático casi diría.
Después he modificado la bitácora, eliminando en lo posible cualquier rastro que pueda alimentar la voracidad de Google -de apetitos excesivos ya fuimos bien servidos-. He deshabilitado links, feeds, comentarios... En ningún caso ella debe leerlo, y casi nadie tampoco. Pero era algo que necesitaba mostrar ahora, precisamente, en estos días ya tan lejanos e indiferentes a nosotros.
Volviendo muchas páginas atrás, girando sólo a medias la cabeza...
La cita que encabeza el post es autoría de marcapáginas. Gracias.